¿Seducir A Una Teibolera? ¡Mala Idea!

Uno de nuestros suscriptores nos pregunta cómo puede seducir a una teibolera, es decir, a una de esas chicas que bailan y se desnudan ya sea en un tubo o sobre una mesa.

SeducirTeibolera

Esta pregunta no es la primera vez que la recibimos, ya algunos lectores en anteriores ocasiones nos lo habían cuestionado, pero debido a que su respuesta requiere analizarse desde distintos puntos de vista la habíamos pospuesto hasta que consideráramos haber incluido todas las piezas del rompecabezas, así que empecemos:

En primer lugar, estimado amigo, no entiendo cuál puede ser el interés por conquistar a una mujer que se dedica a dicha actividad. Déjame explicarlo en estos términos: En dichos lugares lo que más importa es el tamaño de tu cartera, así que si tienes dinero
suficiente para pagar por sus servicios simplemente págalos y no te metas en problemas.

Con esto no estoy diciendo que una chica que se dedica a dicha actividad no sea susceptible de ser seducida por ti, sólo estoy diciendo que no tiene mucho sentido gastar energía en una empresa que muy posiblemente no te llevará a ningún lado.

Sin embargo, si aún insistes en conquistar a una teibolera déjame decirte que el único modo comprobado de lograrlo es siendo un hombre distinto a los que ellas tratan siempre. Observa que en dichos lugares los hombres se vuelven locos por ellas, les invitan una cerveza, les gritan y aplauden y se vuelven locos cuando la diminuta
tanga por fin se desliza entre sus exquisitos muslos. Además, si se puede la sientan sobre sus piernas y la tocan por todos lados, le realizan proposiciones indecorosas y demás.

Actuar diferente implica no mostrarte así, aunque hace tiempo que no acudo a uno de dichos lugares recuerdo que la última vez que estuve en uno me mostré divertido e interesado pero no al punto de parecer un macho en celo. Una de las chicas se sentó en nuestra mesa y de inmediato mis amigos le hicieron fiesta, pero yo me mostré ausente haciéndola intrigarse, en un momento se acercó a mí y me preguntó qué me pasaba, “Nada” respondí, y de inmediato comencé a bombardearla con preguntas, ella se sintió a gusto y me dí cuenta, pero el negocio es el negocio así que tuvo que ir a trabajar a otras mesas, me miraba y nos sonreíamos, pero no pasó de un simple flirteo.

No avancé más allá por dos razones: Nunca me ha gustado pagar por sexo, y obtenerlo sin pagar hubiera implicado verla fuera del bar y correr el riesgo de enfrentarme a uno de esos sujetos que las explotan.

A eso me refiero cuando hablo de gastar energía en una empresa que muy posiblemente no te llevará a ningún lado, además de ser demasiado peligrosa.

Sin embargo, la decisión es tuya.